Leímos cuentos, que rescatamos de Internet, entrañables y algunos muy sentimentales que hacía que corriera por nuestra mejilla una pequeña lágrima, escuchamos villancicos, recordamos momentos del Gallito de otros años y por supuesto par finalizar cantamos el villancico del Niño Perdido.
Una muestra de las entrañables lecturas puede ser:
De oreja a oreja
Escrito por: VÍCTOR SALGADO FERREIRO
Las paredes del centro comercial estaban engalanadas con angelitos bañados en purpurina. La megafonía emitía villancicos que nadie escuchaba. El trasiego de carritos metálicos era enloquecedor.
- ¡Todas las navidades me ocurre lo mismo! -se lamentaba Manuel, al tiempo que empujaba el carro con las compras de última hora.