Siguiendo con nuestras historias y leyendas, a continuación podéis leer la que nos cuenta Carmen Sánchez Colino sobre como se celebraban las bodas en Cadalso hace muchos, muchos, años...
Corría
a principios de un verano de los últimos años del siglo diecinueve había
sido una primavera muy lluviosa y por fin salía el sol con bastante fuerza.
En
un pueblecito de la zona en la que nos encontramos, se estaba preparando una boda de conveniencia
.ella una chica de unos veinte años, el
un señor viudo de cincuenta y algunos masa,
sin descendencia ni parientes, pero con
un gran hacienda y mucho dinero.
Lucinda que así se llamaba la chica, de
familia muy humilde, pero guapetona y de muy buen ver, cara blanca como el nácar,
cuerpo esbelto muy bien formado, de modales exquisitos muy finos pero tímida,
aceptaba la boda por su familia pero en su interior había una tristeza atroz,
se sacrificaría porque con esa boda pensaba sus padres y sus hermanos podrían
trabajar las tierras del que iba a ser su marido y no tendrían que mendigar
mas.
Sócrates
que así se llamaba el novio, uno de los más ricos del pueblo, hombre rudo tosco
y fanfarrón. Tenia una casa muy grande muchas tierras, caballos, criados y
mucha gente a su alrededor entre
otros “La Santa”, mujerona ella y muy varonil, organizaba y limpiaba la casa,
y cuidaba del señor como si fuera su hijo con lo cual en estos momentos tenia
mucho trabajo, tenia que organizar la boda, pues el señor corría con todos los
gastos y preparativos, y quería una boda donde no faltase de nada ya que Lucinda
no tenia medios y así lo habían acordado. Pero no importaba allí estaba “La Santa”
que lo de organizar se la daba muy bien.
Para Sócrates la vida transcurría bastante
monótona todos los días lo mismo, por las mañanas visitaba las tierras montado
en su caballo, con su pipa y su sombrero, eso si cuidando de que los criados
trabajasen cuánto más mejor, ya que era bastante avaro, por las tardes después
de su gran comilona y su gran siesta, se metía en la taberna con los amigotes, a
jugarse el dinero a las cartas y a fanfarronear, pues se sentía muy orgulloso de
la mujer con la que se iba a casar.
Se acercaba la fecha de la boda y había que
ponerse con los preparativos, y allí estaba “La Santa” manipulando a la pobre
Lucinda, primero con el vestido, a mantilla, la ropa interior, el broche, los
anillos y el traje del señor. Después había que poner la casa reluciente como
una patena, había que matar los corderos, la ternera, los gallos, las gallinas
y las perdices, pues tenían que estar listos, para una semana antes empezar a
cocinar. Llegaba la fecha de la boda y había que guisar, pues había que dar de
comer a todo el pueblo, entre invitados y criados, la boda se celebraba en la
casa de Sócrates.
Por fin llego el día de la boda, un día
esplendido, radiante, Lucinda interiormente estaba triste, pero por fuera sabía
guardar las composturas y sonreía. La ceremonia transcurrió de manera habitual,
después llego el convite por todo lo alto, había toda clase de manjares, la
gente comía y bebía sin parar, llego el momento de los postres y “La Santa”
subió al desván que era el sitio donde había guardado la comida, sobre todo el
arroz con leche que era el postre típico de las bodas. Pero aquella boda tan
alegre de la que no faltaba de nada, se convirtió en tristeza, cuando fue coger
las cazuelas de arroz con leche, se le vino un tabique encima a “La Santa” y la
aplastó, todo el mundo se preguntaba, ¿dónde está el arroz? Y ¿dónde está “La
Santa”? Después de buscarla el señor por toda la casa, subió al desván y allí
se la encontró, debajo del tabique
hundido y la buena mujer dando gritos para que la sacaran de allí,
infortunadamente sólo sufrió algunos rasguños y un gran susto, pero los comensales
se quedaron sin arroz y la fiesta continuó durante toda una semana.
Y de esta manera todo el mundo cantó:
Dónde
está “La Santa”
esa
del arroz,
debajo
del tabique
pidiendo
por Dios
pidiendo
por Dios
Donde
está La Santa
Esa
del arroz.
Interesante e instructiva serie de "Historias y Leyendas de Cadalso". Son muy bonitas y reflejan el hondo espíritu cadalseño de todos los que participan con sus relatos. Esta iniciativa ayuda a identificarse y a querer aún más, si cabe, a nuestras raíces cadalseñas. Enhorabuena a Mari Cruz por su encomiable labor que transmite tanto amor por la cultura a sus alumnos a la vez que les motiva en el conocimiento (lo más trascendental a la hora de enseñar). Y a éstos por tener abierta de par en par su inmensa sensibilidad cadalseña. La cultura nos hace más libres y nos hace disfrutar mucho más de nuestras inquietudes artísticas...
ResponderEliminarUn abrazo a todos y a seguir así.