El pasado 18 de diciembre realizamos nuestro primer programa de radio en prácticas "Preparando la Navidad". Ha sido una experiencia inolvidable, que nos ha dado fuerzas para empezar el nuevo año con nuestro programa quincenal.
Leímos cuentos, que rescatamos de Internet, entrañables y algunos muy sentimentales que hacía que corriera por nuestra mejilla una pequeña lágrima, escuchamos villancicos, recordamos momentos del Gallito de otros años y por supuesto par finalizar cantamos el villancico del Niño Perdido.
Una muestra de las entrañables lecturas puede ser:
De oreja a oreja
Escrito por: VÍCTOR SALGADO FERREIRO
Las paredes del centro comercial estaban engalanadas con angelitos bañados en purpurina. La megafonía emitía villancicos que nadie escuchaba. El trasiego de carritos metálicos era enloquecedor.
- ¡Todas las navidades me ocurre lo mismo! -se lamentaba Manuel, al tiempo que empujaba el carro con las compras de última hora.
Manuel esperaba su turno en caja cuando se produjo un apagón. Acto seguido, se produjeron gritos, carreras y empujones. Manuel, presagiando una catástrofe, echó a correr pero alguien a su espalda lo retuvo. Presa del pánico, se giró encolerizado buscando al individuo que agarraba su abrigo. Contuvo la ira al descubrir que era un niño de corta edad quien requería ayuda.
- ¡Señor, por favor, no corra! -suplicaba el crío-. Me he perdido y tengo miedo.
Manuel tranquilizó al pequeño y permaneció junto a él, acogiendo con ternura su manita entre las suyas.
- ¿Puedo agarrarme a su brazo? -preguntó a Manuel otra señora atemorizada.
Inexplicablemente, de inmediato, cesaron el griterío y las carreras. El centro comercial estuvo en tinieblas y absoluto silencio durante algunos minutos.
Cuando retornó la luz, cientos de personas estaban con las manos entrelazadas. Manuel, se apartó con delicadeza de la señora que asía su brazo.
- ¡Feliz Navidad! -dijo la señora con gesto agradecido.
La misma felicitación, como si del eco se tratara, se multiplicó entre los clientes:
- ¡Feliz Navidad! ¡Feliz Navidad!
Manuel guardaba una cálida sensación en sus manos, aunque el niño ya no estaba aferrado a ellas. En vano, buscó a su alrededor. No encontró más chiquillos que los brillantes angelitos que colgaban de las paredes.
Sobrecogido, se frotó las manos preguntándose por el origen del polvo áureo que las cubría.
Aquella Nochebuena, Manuel cenó con los dedos impregnados de purpurina, y una sonrisa de oreja a oreja.
Leímos cuentos, que rescatamos de Internet, entrañables y algunos muy sentimentales que hacía que corriera por nuestra mejilla una pequeña lágrima, escuchamos villancicos, recordamos momentos del Gallito de otros años y por supuesto par finalizar cantamos el villancico del Niño Perdido.
Una muestra de las entrañables lecturas puede ser:
De oreja a oreja
Escrito por: VÍCTOR SALGADO FERREIRO
Las paredes del centro comercial estaban engalanadas con angelitos bañados en purpurina. La megafonía emitía villancicos que nadie escuchaba. El trasiego de carritos metálicos era enloquecedor.
- ¡Todas las navidades me ocurre lo mismo! -se lamentaba Manuel, al tiempo que empujaba el carro con las compras de última hora.
Manuel esperaba su turno en caja cuando se produjo un apagón. Acto seguido, se produjeron gritos, carreras y empujones. Manuel, presagiando una catástrofe, echó a correr pero alguien a su espalda lo retuvo. Presa del pánico, se giró encolerizado buscando al individuo que agarraba su abrigo. Contuvo la ira al descubrir que era un niño de corta edad quien requería ayuda.
- ¡Señor, por favor, no corra! -suplicaba el crío-. Me he perdido y tengo miedo.
Manuel tranquilizó al pequeño y permaneció junto a él, acogiendo con ternura su manita entre las suyas.
- ¿Puedo agarrarme a su brazo? -preguntó a Manuel otra señora atemorizada.
Inexplicablemente, de inmediato, cesaron el griterío y las carreras. El centro comercial estuvo en tinieblas y absoluto silencio durante algunos minutos.
Cuando retornó la luz, cientos de personas estaban con las manos entrelazadas. Manuel, se apartó con delicadeza de la señora que asía su brazo.
- ¡Feliz Navidad! -dijo la señora con gesto agradecido.
La misma felicitación, como si del eco se tratara, se multiplicó entre los clientes:
- ¡Feliz Navidad! ¡Feliz Navidad!
Manuel guardaba una cálida sensación en sus manos, aunque el niño ya no estaba aferrado a ellas. En vano, buscó a su alrededor. No encontró más chiquillos que los brillantes angelitos que colgaban de las paredes.
Sobrecogido, se frotó las manos preguntándose por el origen del polvo áureo que las cubría.
Aquella Nochebuena, Manuel cenó con los dedos impregnados de purpurina, y una sonrisa de oreja a oreja.
¡¡¡Por fin Mari Cruz!!!, ya he dado con tu Blog. ¡¡¡Enhorabuena por esta interesante iniciativa!!!. La verdad, cadalso no se puede quejar de estar en la vanguardia de las últimas tecnologías. Que yo sepa, con el tuyo, son ya ocho los Blog cadalseños, además de la página web de Jose Julián Frontal.
ResponderEliminarEl tuyo me parece muy interesante y especialmente útil para tus alumnos. En el pueden encontrar "otra oportunidad" para cimentar y "cotejar" apuntes y conocimientos.
Por otro lado, me alegra mucho saber de vuestras actividades radiofónicas, un tema que, como sabes, me interesa muchísimo.
Lo dicho, Enhorabuena y muchas, muchas visitas.
Un abrazo. Balta
Gracias a Jose Luis me acabo de enterar y lo primero saludos y lo segundo ya te tengo en el mío
ResponderEliminarUn saludo
Bienvenida a este mundo y a triunfar educando que estas en tu salsa.. por mi parte te enlazo con Cadalso vive porque ahora veo que está mas vivo que nunca nuestro pueblo..
ResponderEliminarVíctor Salgado Ferreiro, premiado en Esradio
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