Espero que os guste tanto como el anterior.
LEYENDA DE UN FANFARRÓN de Victoria López García
Estaban en la taberna, una panda de mozuelos.
de
merendona y chateo, costumbres de nuestro pueblo.
Un vasito
y otro más, buen chorizo, buenos huevos,somarros de la matanza, y hasta rosquillas comieron.
Terminaron
la merienda, todo el vino del puchero.
-
¿Qué hacemos ahora, muchachos?.
Las mozas ya están durmiendo.
El más
gracioso de todos, sin pensarlo ni un momento propuso- A ver quién es el valiente, que esta noche oscura y fría
se
cuela en el cementerio.
Nunca
falta el fanfarrón, quizá por ser el más necio,
que se
ofrece a hacer la gracia
aunque
se…………. de miedo.
Era una
noche sin luna, fría y oscura, de invierno.
No
había gentes por las calles, algún perro
callejero.
El
maullido de los gatos disfrutando de su celo.
De vez en
cuando el saludo, que lanzaban los serenos,
arropados
con las capas, cubiertos con los sombreros,
sin más
luz que unos faroles, y algún candil medio ciego.
Subieron
la cuesta arriba, camino del cementerio.
A la
derecha la Peña ,
enfrente la Sierra ,
fueron siluetas
de gigantes, fantasmas quietos, certeros,
de
observar lo que se cuece, en Cadalso y sus senderos.
Ya
divisaban las tapias, la puerta cerrada vieron.
-
Hay qué saltarla, ¡ayudadme!
Y a ver
que me encuentro dentro.
Le
ayudaron a subir, todos con gresca rieron.
Al caer
al otro lado, no llego a tocar el suelo.
-
¿Qué es esto que me sujeta?
Clavando sus uñas siento,
-
Ha traspasado mi faja, mi camisa,
me ha calado hasta los huesos.
-
¡Tened compasión de mi, que yo
morirme no quiero!
-
¡Soltadme, perdón os pido!
Soy
joven, algo inconsciente y un poco borracho vengo.
¡Tened
piedad, tengo madre! Que sufrirá si fallezco.
Un calor
que le escurría, patas abajo corriendo;
maloliente,
corrompido, ¡se estaba descomponiendo!
-
¿Qué será? Fijo la mano
descompuesta de algún muerto
que
me sujeta tan fuerte. Mano parece de acero.
-
¡¡Amigos!! ¡¡venid a ayudarme!!
-
¡No consintáis que me lleven, a
los fuegos del infierno!
por
perturbar su descanso. Por faltarles el respeto.
Los
amigos temerosos, camino abajo corriendo,
más que
correr galopaban, perdiendo capa y sombreros,
fueron a
casa del cura, que dormía placentero.
-
Señor, venid con nosotros. Coged
la llave e incienso.
Purificar
esas almas, que a nuestro amigo prendieron.
Al dar la
vuelta a la iglesia, escucharon los lamentos.
Llegaron
hasta la puerta, el cura abrió y…
¿Qué
vieron? Colgado de un clavo a un mozo borrachín y descompuesto.
No había
tal mano, era un clavo, que había clavado el herrero.
Para
sujetar el cubo, del pozo que hay allí dentro.
Victoria
López García
Ocurrente y muy bien escrito. Digno de la gente cadalseña de la cual Victoria se erige, por derecho propio, poetisa del mes...
ResponderEliminarA seguir con vuestra bonita e inspirada literatura cadalseña. ¡Ánimo!
Miguel Moreno González